El Canto
- Pedro Morales
- Nov 22, 2021
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Una mañana jugaba, Nadaba, paseaba.
Me gustaba acercarme a la superficie en las mañanas y sentir el calor del sol en mi piel mientras nadaba y meditaba sola.
Observaba hacia arriba las sombras de los pájaros volando cerca de la superficie, y disfrutaba el sentir como el movimiento de las nubes creaban figuras en el agua.
Un día estaba nadando cuando vi una sombra grande, salí a buscar que era lo que cubrirá el sol
Vi una figura circular muy extensa que poco a poco se acercaba al agua.
Una vez en el agua este circulo brillante flotaba en la superficie.
Yo salí del agua y me senté en una piedra que encontré con algunas plantas de hojas verdes en ella, a veces veía como las aves se paraban a descansar en esta piedra que sobresalía del nivel del agua.
Unas figuras salieron del circulo brillante y caminaron sobre el, sus extraños cuerpos brillaban como el circulo en el que estaban parados, el brillo del sol se reflejaba en sus cuerpos.
2 de ellos venían cargando algo rectangular grande, era como una caja que se via era pesada y no fácil de levantar. Ambos brincaron al agua y se perdieron de mi vista.
Yo intrigada de lo que estaba pasando decidí seguirlos y ver que hacían, pude ver que llevaron esta caja rectangular al fondo y entre los corales la escondieron enterrándola bajo la arena.
Su trabajo fue muy detallado porque después nadie podría darse cuenta que había algo ahi debajo.
Regresaron a la superficie y al subir al circulo brillante para mi sorpresa se quitaron la cabeza, fue cuando me di cuenta que lo que brillaba en sus cuerpos era algo externo que los cubría.
Sus rostros eran diferentes al mio o de cualquier ser que yo conociera, sus cabezas eran alargadas y no redondas, sus bocas eran grandes largas su nariz en la punta encima de la boca, sus ojos redondos pero con un brillo muy claro en el centro. Sus manos tenían solo 3 dedos largos con uñas puntiagudas.
Cuando bajaban al agua necesitaban ponerse estas cubiertas en sus cuerpos, luego entendí que era necesario porque no podían respirar debajo del agua.
Los días pasaron y ellos seguían ahí no parecía que fueran un peligro para nosotros sin embargo nos sentíamos observados por ellos.
Todos los días bajaban y exploraban el fondo del océano poco a poco pude ver como se comunicaban con las ballenas y los delfines, estos parecían disfrutar la visita y los seguían por donde pasaban.
Poco a poco fueron creando confianza con nosotros y se empezaron a acercar se comunicaban con la mente y decidimos escucharlos…
Nos platicaron que venían de muy lejos y nos enseñaron que aquellas luces que vemos en el cielo son planetas y estrellas muy lejanos, nos enseñaron que viendo estas luces podemos ubicar nuestra posicion y como dibujándolas se podían crear mapas que nos llevaban hacia lugares muy lejanos y hermosos.
Nos enseñaron a sanarnos cuando algo estaba mal en nuestros cuerpos, compartieron el poder de los cristales. Estos se convirtieron en parte escencial de nuestra vida diaria después de esta visita.
Es importante mantener el balance entre la luz y la obscuridad y nos dijeron que nuestro trabajo era cuidar este balance.
Nos enseñaron que no había bien y mal que solo eran diferentes intensidades de la misma frecuencia y el porque era importante el tener el balance.
Un día se despidieron de nosotros diciéndonos que era tiempo de hacer nuestro trabajo y aplicar todo lo aprendido para cuidar este planeta azul en el que nos había tocado vivir sabiendo que el universo es vasto lleno de sorpresas.
Nos dejaron la tarea de cuidar aquella caja que habían enterrado diciéndonos que no debíamos de sacarla ni ver lo que tenia pero que era muy importante para el futuro de este planeta.
Es importante que disfruten su vida en todo lo que hacen nos decían constantemente.
La fuerza interna en nuestra vida viene del placer de hacer lo que nos gusta y disfrutarlo mientras lo hacemos.
Nos explicaron que había otros seres en este planeta que vivían fuera del mar y nos explicaron que en algún momento nos integraríamos con ellos viviendo en armonía.
Las ballenas se quedaron con el trabajo de cuidar el océano y pasar la sabiduría del universo entre ellas. Generación tras generación.
Hubo una celebración antes de irse en la que todos bailamos y cantamos,
Cada ser vivo del fondo del mar vinieron y participaron en la celebración.
A mi me dijeron que mi canto era muy poderoso y tenia que dejarlo oír por fuera del agua cada vez que yo me sintiera feliz y que esta energia se compartiría con todo el universo.
Hoy regreso a compartir este mensaje como un inicio de lo que esta pasando en la tierra para aquellos que lo reciban puedan entender los cambios que están empezando en esta frecuencia en la que están viviendo.
Escucha los sonidos de la naturaleza, observa las estrellas, déjate llevar por la fuerza de la luna.
La frecuencia del planeta está desbalanceada y es nuestro trabajo regresarla a este punto de armonía, cuando logremos esto sería el momento de abrir aquel regalo que nos dejaron en las profundidades del océano, el momento esta llegando pero no estamos preparados para el.
Así como estos seres me dijeron a mi que compartiera mi felicidad con el universo a través de mi canto yo hoy te pido a ti que hagas lo mismo. Baila, canta, diviértete, ama, disfruta todo lo qué haces, es momento de dejar de hacer aquello que no te genera placer y empieza a buscar que si te lo da, observa como todo tu cuerpo cambia cuando haces lo que te llena de pasión.
Akkavez
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